RECETA DE TARTA DE QUESO AL HORNO CREMOSA

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La mejor receta de tarta de queso al horno. El postre perfecto para que el culo coja la forma del sofá. ¿Domingo de peli, manta y cubata? Esta es tu receta.

  • Dificultad: Hay canciones de taburete que son más difíciles que esta receta
  • Duración: 1 hora

Ingredientes

  • 1 paquete de galletas María
  • 100 gramos de mantequilla
  • 600 gramos de queso crema
  • 200 gramos de azúcar
  • 400 gramos de nata
  • 6 huevos
  • Sal

Receta de tarta de queso al horno cremosa. Esto es como la opinión, cada uno tiene una distinta y a nadie le importa la tuya, ‘principianter’. Así que dedícate a seguir estos pasos y, así, quizás no incendies la cocina.

De hecho, también hay un tipo de tarta de queso sin horno. Solo necesitas una nevera. Si no eres pobre, seguro que cuentas con una. Para comerla en verano bien fresquita entra que flipas. Otro día te contaré cómo hacerla.

Ok. Busca un recipiente de horno, a ser posible circular para que el interior quede un pelín más crudo. Vamos a preparar una base de galleta.

BASE DE GALLETA PARA TARTA DE QUESO

Si no eres capaz de hacer esta base, plantéate si la cocina es lo tuyo, ‘principianter’. Es bien sencilla.

Echa el paquete de galletas entero en un bol en el que puedas meter la batidora eléctrica. O, si tienes un robot de cocina. hazlo ahí. Pero bueno, con suerte tienes dos sartenes en casa, así que no te voy a pedir tanto.

Tritura las galletas hasta que tengan una textura parecida a la harina. Lo más seguro es que se te haya formado una plasta por culpa del calor de la batidora. Mueve la galleta con un tenedor y verás como todo va bien.

Derrite la mantequilla en el microondas. Métela 10 segundos, sácala y remueve. Métela 10 segundos, sácala y remueve. Así, hasta que quede líquida. Me agradecerás este consejo cuando no tengas que limpiar el microondas.

Echa la mantequilla poco a poco en la galleta y ve mezclando. La idea es que quede como una especia de masa. Si la echas toda de golpe vas a ver como se te queda en el medio y se te hacen pelotas de galleta.

Echa toda la masa en el recipiente en el que vas a hacer la tarta. Estírala y aplasta con un tenedor hasta que quede una superficie lisa y SIN AGUJEROS.

Mete la galleta en congelador en lo que haces la masa. Algunos hornean esta base 15 minutos. Te queda más crujiente pero más seca. Tú sabrás, ‘principianter’.

MASA PARA TARTA DE QUESO CREMOSA

Este paso todavía es más fácil. Aquí buscamos que las pocas fuerzas que tienes no se vean comprometidas con hacer algo en tu vida.

Cojo un bol grande en el que quepa el resto de ingredientes. Esto es tan sencillo como añadir todos los ingredientes y mezclarlos con una varilla. Si todavía no sabes que extraño aparato es éste, aquí te lo expliqué.

Pero espera un segundo, ‘principianter’. Mejor si sigues este orden que te voy a dar. ¿Podrás hacerlo?

Primero añade la nata y el queso crema. El queso puede ser cualquier cremoso, estilo Philadelphia. Me obligas a decir marcas porque, si no, no sabes ni de lo que hablo. Para arreglar mi drama, te voy a recomendar que utilices queso mascarpone italiano. Comida yankee vs comida italiana. No sé, tú eres el experto.

Mezcla bien hasta que no tenga grumos y añade el azúcar. El azúcar no solo va a endulzar la tarta si no que va a permitir que se produzca la reacción de Maillard con mayor eficacia. Aquí te explico lo que es. Tú no te pierdas.

Añade los huevos. Casca los huevos en otro bol para que no caigan trozos de cáscara en la mezcla. Ya no es que puedas tener problemas con la salmonella, solo piensa en por dónde ha salido ese huevo del cuerpo de la gallina.

Mezcla bien toda la masa y ya lo tienes listo.

COCCIÓN DE LA TARTA DE QUESO

Saca la galleta del congelador. Ahora, con un tenedor, ralla toda la superficie de la galleta. Esto no es tontería, es lo que va a diferenciar que tengas una tarta de queso o tengas tarta por un lado y galleta por otro. Es decir, va a permitir que la masa se sujete a la galleta.

Echa toda la masa dentro del recipiente de horno. Precalienta el horno durante 10 o 15 minutos a 175º.

Solo te queda meter la tarta en el horno durante 35 minutos. Si lo dejas este tiempo, la tarta va a quedar tan cremosa que el queso va a chorrear. Si no te gusta tan cremosa, simplemente apaga el horno y deja la tarta en el horno 10 minutos más.

Deja que se enfríe, ‘principianter’. Esto no se come caliente. Ya puedes ponerte gordo y tirarte en el salón a ver Valeria en Netflix. Recuerda, que si se te cae un me gusta y te suscribes a esta revista nos viene genial. Un abrazo.

RECETA DE TORTITAS DE AVENA Y PLÁTANO SALUDABLES

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La receta de tortitas definitiva para ‘principianters’ golosos con ganas de cuidarse un poco.

  • Dificultad: Más fácil que abrir una bolsa de patatas fritas.
  • Duración: 5 Minutos.

Ingredientes

  • Un puñado de copos de avena
  • Un plátano de Canarias
  • Un huevo
  • Canela al gusto
  • Aceite de oliva

Sabemos que te gustan las tortitas, ‘principianter’, y por eso ya te dimos la receta para hacer las tortitas más sabrosas de todo Estados Unidos. Aquí te la dejo. Sin embargo, esa barriguita empieza a asomar, así que es hora de que te cuides un poco sin tener que renunciar a ningún capricho culinario.

¿Te mueres de hambre durante esos entrenamientos que haces nunca todos los días? Estas tortitas son perfectas antes de semejante esfuerzo físico.

CÓMO PREPARAR LA MEZCLA

Esperamos que llegados a este punto sepas pelar un plátano y cascar un huevo, porque una vez hayas hecho las dos cosas, sólo tendrás que echar ambos ingredientes en un bol.

Llegados a este punto, solo queda el paso en el que le darás todo el sabor. Así que añade un puñado de copos de avena y echar canela a tu gusto.

Queda poco, ‘principianter’. Desempolva la batidora y úsala hasta que tengas una salsa homogénea y espesa.

CÓMO COCINAR LAS TORTITAS

¿Tienes ya la masa preparada? Pues es el momento de que eches un chorrito de oliva en una sartén, pon el fuego alto y cuando esté caliente empieza a echar la masa formando pequeños círculos. Aquí te explicamos cómo cocinar tu tortita perfectamente.

Sabemos que te gustan las cosas grandes, ‘principianter’, pero teniendo en cuenta lo espesa que es la masa de esta receta, te recomiendo hacer varias tortitas pequeñas en lugar de unas pocas enormes.

Listo. Ya puedes decir que has cocinado unas buenas tortitas y que, a la vez, estás cuidando tu figura.

Último consejo del día, pela una buena pieza de fruta de temporada al lado de tus tortitas, foto para Instagram, y que la gente vea que este verano la ‘Operación Bikini’ va en serio.

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¿CÓMO SE HACE LA CAIPIRIÑA CASERA?

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Vamos a aprender a hacer la mejor caipiriña casera paso a paso. Este cóctel arregla una fiesta. Prometido. Prepara hielo, que la noche se va a hacer larga con estos tragos.

  • Dificultad: Podrás hacer más cuando lleves cinco, imagínate.
  • Duración: 5 minutos

Ingredientes

  • Ron o cachaza
  • Lima
  • Azúcar moreno
  • Hielo picado

La mejor receta de caipiriña del mundo. Te prometo que esta a la altura del Flameado de Moe. Este cóctel es para que te luzcas, ‘principianter’.

Esta bebida proviene de Brasil, la utilizan para bajar el calorsito de la samba en las noches de Copacabana. Te va a servir para salvar las noches de verano con los amigos. Vamos a ello.

PREPARACIÓN DE LA BASE DE LA CAIPIRIÑA

Coge un buen vaso sidrero, aquí te expliqué porqué utilizamos este. Lo primero que vas a hacer es echar una buena cucharada sopera de azúcar. La receta es bastante ácida, así que no te cortes con el dulce, ‘principianter’.

Ya sabes que puedes utilizar el azúcar que tengas a mano. No voy a hacer que te saltes el confinamiento para ir a por azúcar moreno. Sin embargo, este azúcar te va a dar un sabor más natural y algo más de textura que el azúcar blanco, que solo te va a dar dulzor.

Corta una lima en 4 partes y ponlas en el vaso. Con la ayuda de un mazo de mortero, o cualquier cosa que te sirva para aplastar, aprieta bien las limas contra el fondo del vaso para exprimir bien el zumo.

Ya sabes que la parte más pegada a la piel es demasiado amarga, te lo comenté aquí. Así que evita llegar hasta el final de la lima.

Mezcla bien el azúcar con el zumo y deja las limas en el fondo del vaso. Esta es la base para que vayas preparando la fiesta, ‘principianter’. A partir de aquí viene la mejor parte.

TERMINAR LA CAIPIRIÑA

Hasta aquí, deberías tener una hilera de vasos llenos de azúcar y lima; y a tus amigos con la boca hecha agua. Ahora viene la parte que más te gusta.

Llena el vaso hasta arriba de hielo picado. Lo de siempre: “Pablo, ¿puedo utilizar hielo en cubos?”. Dice mucho de ti el cariño que le pones a algo que va a ser para tu gente. Tú sabrás.

Mezcla bien los hielos con la mezcla anterior. Ya te la sabes, te aconsejo introducir la cuchara por un lateral y mover en dirección a las agujas del reloj, vas a ver como los hielos se mueven casi solos.

Ahora viene la parte alcohólica. Ya me conoces, no te voy a dar medidas. Mi consejo es que eches la misma proporción de lima que de alcohol pero siempre al gusto y al aguante.

La receta tradicional se prepara con cachaza, un destilado brasileño muy parecido al ron. Digamos que uno se prepara con la melaza y otro con la caña del azúcar. La cachaza le va a dar un toque más especial pero, si prefieres usar ron, te recomiendo ron blanco.

Ya solo te queda mezclarlo todo bien con una cuchara y a disfrutar. Ya te la sabes, ‘principianter’; déjate un buen me gusta y suscríbete aquí abajo a tu revista de cocina preferida.

RECETA DE HUMMUS CASERO CON TAHINI

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La mejor receta de hummus casero con tahini recién hecho. Una de las botanas, como dirían los mexicanos, más ricas y saludables del mundo. Veganos, vegetarianos, fit persons y cualquier persona que sienta algo de cariño por sus arterias; hoy es vuestro día.

  • Dificultad: Más fácil que ir al Mercadona a comprarlo
  • Duración: 5 minutos

Ingredientes

  • Garbanzos
  • Aceite de oliva
  • Ajo
  • Limón
  • Semillas de sésamo tostado
  • Comino
  • Pimentón
  • Sal

Hoy vas a preparar el mejor hummus del mundo. Tira las patatas fritas a la basura, si es que aún te queda algo de físico para levantarte del sofá, que hoy vamos a cuidar tu cuerpo un poquito. El viernes lo compensas con tres copazos.

Este receta tiene su origen en la cultura árabe, es una mezcla entre Egipto y las zonas más cercanas al Mediterráneo. Y, aunque no soporto que me digan la tontería de “este plato hay que comerlo en verano”, este plato hay que comerlo en verano. Entra bien fresquito.

CÓMO PREPARAR SALSA TAHINI

La salsa tahini es prácticamente imprescindible para esta receta. Es lo que lo diferencia de un puré de garbanzos. Olvídate de encontrarla, es dificilísimo. Si has conseguido encontrarla, date una palmadita ti mismo que a nadie le importa.

Mi querido ‘principianter’, yo te voy a enseñar a hacer esta salsa en menos de un minuto. Solo necesitas una batidora eléctrica.

Echa en un recipiente de plástico un buen puñado de semillas de sésamo tostado. Yo prefiero comprar semillas blancas crudas y tostarlas a fuego lento en una sartén pero se que tu eres muy vago, así que no te voy a pedir tanto.

Añade un poco de aceite de oliva. Ahora solo tienes que triturarlo y añadir más aceite al gusto hasta que quede con la textura que más te guste. Yo prefiero que quede como una salsa espesa, otros prefieren que sea una masa. A tu gusto, ‘principianter’.

Le puedes añadir sal pero, si vas a utilizar el tahini para hacer hummus, mejor sala el hummus y así medirás mejor la sal que echas.

CÓMO HACER EL HUMMUS

Para este momento, ya deberías haber puesto a cargar La Casa de Papel, que ya casi está. No te voy a dar medidas. Quédate con esto: la cantidad de garbanzos que eches es, prácticamente, la cantidad de hummus que te va a salir.

Odio los garbanzos de bote. Si eres muy vago, échalos en el recipiente y ve al siguiente paso. Si aún te idolatras un poquito, pon garbanzos secos y naturales en un bol con agua la noche anterior. Ya está.

No hace falta ni secarlos. Simplemente, escurre los garbanzos y añádelos en un recipiente de plástico.

Añade tahini al gusto. Esto es lo que va a conseguir que el hummus sepa como si estuvieses besando una pirámide, además va a conseguir que este más cremoso porque va a emulsionar la mezcla. Aquí te dejo el Diccionario de ‘Principianters’ para que sepas lo que es una emulsión.

Te recomiendo que eches una cucharada de tahini al principio y vayas añadiendo poco a poco el resto para que no te quede demasiado líquido.

Añade un ajo. Ojo, el ajo crudo repite más que tú en la ESO. Para evitarlo, puedes hacer varias cosas:

  • Quítale el germen. Esa especie de hebra que hay en el medio del ajo.
  • Blanquéalo. Aquí te explico qué significa.
  • Mételo al horno con piel durante 20 minutos a 200º. Esto además le va a dar un sabor de la leche.

Añade una pizca de comino y el zumo de medio limón. Estos dos ingredientes van a añadirle frescor y acidez al hummus. Aquí te explique qué más puedes hacer emulsionando aceite y limón.

Echa una pizca de sal y tritúralo todo bien hasta que quede una crema. Sírvelo y añade un chorro de aceite y un poco de pimentón por encima para decorar. A mi me flipa el picante, así que le añado una pizca de cayena molida pero esto no es muy tradicional.

Ya puedes volver al sofá, ‘principianter’. Esta receta es para mojar pan. Lo que mejor le queda es el pan tradicional árabe pero te lo puedes comer con pan normal, con galletas saladas, con pan naan hindú o, incluso, con nachos; que en realidad se llaman ‘totopos’, lo de los ‘nachos’ es bastante racista. Otro día te explicaré porqué.

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RECETA DE TATAKI DE ATÚN ROJO CON SÉSAMO

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La mejor receta de tataki de atún del mundo. Nos vamos a pasar la receta original por el forro, voy avisando. Y, además, va a ser lo más fácil que has preparado en tu vida.

  • Dificultad: más fácil que el sándwich de lápices de Ralph
  • Duración: 15 minutos

Ingredientes

  • Atún rojo
  • Soja
  • Vinagre de Jerez
  • Ajo
  • Aguacate
  • Aceite de girasol
  • Huevo
  • Lima
  • Pimienta
  • Sal
  • Semillas de sésamo

El mejor Tataki que vas a probar. La comida japonesa es la leche pero no vamos a desprestigiar lo que tenemos en España. Y, si encima, le añadimos un toque mejicano…

El resultado de esta mezcla de países es un Tataki de atún rojo con ali oli de lima y guacamole’. ¿Cómo te quedas? Vas a tener tu primera cita y va a parecer que sabes cocinar y todo, ‘principianter’. Por experiencia sé que, si añades a la ecuación una botella de vino blanco, la cena no la terminas en la mesa…

Vamos a ello, que te están esperando. Para empezar, vamos a utilizar el lomo del atún, es la parte más adecuada para esta receta. Hoy te toca gastarte el dinero que habías reservado para las copas del finde.

Una receta de tataki tradicional se compone de tres fases: marinado, sellado y rebozado. Pues cada uno pone el orden de estos tres procesos como le sale de las narices, nunca vas a verlo de una misma manera. Así, que yo te voy a explicar cómo me gusta hacerlo a mí.

 SELLADO DEL TATAKI

Para mí, éste tiene que ser el primer paso sí o sí. El dorado que coge la carne del atún es más agradable, el sabor que adquiere en el marinado se potencia y dicen que, si lo haces así, el Atleti le gana por fin una Champions al Real Madrid. Todo mejora.

Este paso es tan sencillo que tengo que alargarlo para que te quedes un ratito más en la página. Básicamente, pon una sartén a fuego medio y pon aceite de girasol hasta que cubras el fondo. No te recomiendo aceite de oliva porque el sabor es demasiado potente aunque, si le añades unas gotas de aceite de sésamo, la cocina va a oler como si estuvieses en un mercado de Tokio.

Echa dos ajos laminados. Si no te manejas demasiado bien con el cuchillo échalos en trocitos pequeños. También puedes laminarlo con una hoja de afeitar como en la peli ‘Godfellas: Uno de los nuestros’.

Deja que los ajos se doren poquito a poco hasta que hayan cogido un color tostado pero sin quemarse y retíralos, pero no los tires que luego hay que usarlos.

Sube el fuego al máximo y, cuando la sartén este bien caliente, pon el atún. Este paso es crucial, ‘principianter’. Si has calentado bien la sartén, con que dejes el atún 10 segundos por lado es más que suficiente.

La idea es que se produzca la reacción de Maillard (otra palabra que va para el diccionario). Aquí te dejo el diccionario completo. Es decir, que todas las caras del atún estén bien doradas, para que nos entendamos. Recuerda que por dentro tiene que estar crudo, así que no te pases. Saca el lomo y pon a enfriar el aceite que después lo vamos a usar.

MARINADO DEL TATAKI

Coge un recipiente en el que quepa el atún. Mete el lomo dentro. Ahora vamos a cubrirlo con el líquido que quepa en un vaso normal y corriente. Puedes cubrirlo por completo pero los ingredientes no son baratos. Y ya sé que tu eres de los del puño cerrado, ‘principianter’.

Vas a dividir el vaso en tres partes. Una parte de salsa de soja, otra parte de agua y otra parte de vinagre de jerez. La receta original utilizaría vinagre de arroz pero uno de los mejores atunes es gaditano y uno de los mejores vinagres es gaditano. Blanco y en botella. Abstente de usar el vinagre con el que aliñas la ensalada que no te dejo leer esta revista más. No trates mal un producto tan caro.

Cúbrelo con film transparente y mételo en la nevera. La idea es que lo dejes marinar entre 30 minutos y 6 horas. Si lo dejas menos, es como si no hubieses hecho nada y, si lo dejas más, el ácido del vinagre te va a fastidiar el atún.

PREPARACIÓN DE LOS ACOMPAÑAMIENTOS

Los acompañamientos son facilísimos. Aunque siendo tu seguro que en tu vida es hecho una mahonesa, así que vamos a ir despacito. Te acuerdas que tenías reservados unos ajos fritos y un poco de aceite de girasol. Pues flipa.

Vas a hacer un ali oli con sabor a atún rojo y ajo frito. Si quieres me puedes llamar ‘papi’. Necesitas que todos los ingredientes estén del tiempo. La idea es hacer una emulsión. Pincha aquí para ver lo que era eso.

Pon en un recipiente de plástico alto pero estrecho (un vaso batidor de toda la vida) un huevo y añade los ajos. Ahora tienes que cubrir el huevo con el aceite.

Vale, vamos a cogerlo con calma, que esto es lo único difícil de la receta. Mete una batidora eléctrica hasta el fondo pero no la pongas a funcionar aún. Simplemente, apóyala en el fondo del vaso. Ves que arriba tiene una rueda con números, es la potencia, ponla al mínimo.

Sin mover en ningún momento la batidora, empieza a triturar lo más despacito posible. Vas a ver como, poco a poco, empiezan a salir burbujas blancas hasta que todo el fondo se vuelve una crema blanca.

Cuando notes que no coge más aceite, empieza a mover de arriba abajo muy despacito para que entre el aceite dentro de la crema. Cuando lo tengas todo bien integrado, empieza a echar más aceite de girasol poco a poco. Le echas un poco y mezclas, le echas otro poco y mezclas. Así hasta que quede con la consistencia que tiene una mahonesa.

Ahora, añade una pizca de sal y de pimienta recién molida. Por último, añade el zumo de media lima. Aquí te explique porque estas recetas necesitan el ácido, en este caso, de la lima. El zumo hará que se te haga más líquida la mahonesa, así que añádele otro poco de aceite pero esta vez de oliva, para darle más sabor.

Ya tienes la mahonesa. Pruébala con un poco de pan que te vuelves loco. Ahora nos vamos a México pero vamos a simplificar el guacamole para que no le reste sabor al atún. Otro día te cuento cómo hacer la receta tradicional.

Este paso es sencillísimo. Echa en un plato hondo la pulpa de un aguacate y aplástalo con un tenedor. Ya casi lo tienes. Echa el zumo de la otra mitad de la lima y un chorrazo como el que le echas de ron a tus cubatas pero de aceite.

Con el mismo tenedor mezcla todo bien hasta que quede una crema homogénea y añade sal y pimienta recién molida al gusto.

REBOZADO DEL TATAKI

Ya puedes ir diciéndole a tu cita que pase y te vea terminar el plato. Ni Chicote, enserio. Pon en un plato hondo un buen puñado de semillas de sésamo y saca el atún de la nevera.

Reboza el atún en las semillas y ya lo tienes. Solo te queda cortarlo con mucho cuidado para que no se caigan las semillas. Emplátalo y añade los acompañamientos.

Ya puedes disfrutar de una cena romántica que ni en las pelis de Jennifer Aniston. Así que déjate un buen ‘me gusta’ y suscríbete a esta revista que, gracias a mí, hoy mojas, ‘principianter’. Un abrazo.

Por cierto, si quieres terminar la cena con un buen mojito, pincha aquí para ver cómo se hace.

LA RECETA DE TORTITAS ESPONJOSAS O PANCAKES MÁS FÁCILES DEL MUNDO

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¿Cómo hacer masa para tortitas? Los pancakes americanos están pensados para nosotros los ‘principianters’: comida fácil y rápida, como todo lo yankee en realidad. Vamos al lío.

  • Dificultad: Si no puedes hacer esto, a lo mejor, la cocina no es lo tuyo
  • Duración: 15 minutos

Ingredientes

  • Huevos
  • Leche
  • Harina
  • Azúcar
  • Sal
  • Levadura en polvo
  • Aceite
  • Mantequilla

La mejor receta de tortitas esponjosas. A ver, deja el Tik Tok, que hoy vamos con prisa. Este plato es sencillísimo, perfecto para ponerse gordo viendo Rick y Morty. Así que tira las tortitas esas de arroz con las que pretendes adelgazar que hoy no es tu día.

Coge un bol bien grande. Vamos a empezar por los ingredientes secos. Como siempre, te voy a decir unas medidas con las que podrás hacer comida para los que quieras. Con que hayas terminado primaria sabrás coger una calculadora y hacer cuentas.

INGREDIENTES SECOS PARA HACER TORTITAS

Echa una taza de harina tamizada. Para tamizar la harina, simplemente, coge un colador de metal y espolvoréala en el bol. Eres libre de saltarte este paso pero te pueden salir grumos. Sabes que yo te doy las claves para hacer la receta perfecta, luego depende de ti gastar 2 minutos más de tu apasionante vida o no.

Añade un sobre de levadura en polvo. Esto es una mentira como las últimas temporadas de Los Simpsons de grande. Esto en realidad no es levadura, es una especie de gasificante químico. La levadura es un hongo que produce una fermentación en los hidratos de carbono. Básicamente, lo que vamos a utilizar es lo que los americanos llaman polvo de hornear. Consejo: queda mejor si lo juntas en la taza con la harina y tamizas las dos cosas juntas, ‘principianter’. ¿Podrás hacerlo?

Echa un cuarto de taza de azúcar. Si por cualquier caso te volvieses loco y utilizases levadura de verdad, no eches este ingrediente hasta el último momento. Otro día te contaré porqué, que hoy se que vienes por las tortitas.

Pon una pizca de sal. Lo mismo que con el azúcar, si utilizas levadura de verdad añade la sal al final del proceso o no te servirá de nada echar levadura.

Si quisieses añadirle otros ingredientes como canela en polvo, azúcar avainillado, cacao o cualquier otra cosa, este es el momento. Tu sabrás que haces con tu vida, ‘pricnipianter’. Fliparías como queda el ras al hanut o la ralladura de naranja o de limón.

INGREDIENTES LÍQUIDOS PARA HACER TORTITAS

Haz un hueco en el medio de todos los otros ingredientes, como una especie de volcán. Echa una taza y media de leche en el medio. La leche tiene que estar del tiempo para que la levadura en polvo haga mejor su efecto.

Bate un huevo y añádelo al medio. Lo mismo que con la leche, atempera el huevo 10 minutos antes de la receta. Apúntate lo de atemperar en tu diccionario que vas a quedar superbién con tus colegas haciéndote el guay. No me culpes si luego te odian. Aquí te dejo el diccionario completo.

Echa un cuarto de aceite. Te aconsejo el de girasol para no darle más sabor de la cuenta pero ya sabes que, si no lo tienes, no te voy a hacer que te levantes del sofá para comprarlo. Usa aceite de girasol, es más neutro. Puedes derretir mantequilla y echársela, también queda de lujo. La cosa es añadir una grasa para hacer una emulsión. Aquí te explique lo que era una emulsión.

Mezcla todo bien con una varilla. A lo mejor, en tu vida has entrado en una cocina y no sabes lo que es una varilla. Pues es sa especie de batidor que guarda tu familia en el cajón para hacer bizcochos. Ni se te ocurra meterle el batidor eléctrico que te lo cargas. Como te conozco, ‘principianter’, ya lo tenías en la mano.

PREPARAR LAS TORTITAS

Hasta aquí, habrás gastado 5 minutos de tu lujuriosa existencia. Es el momento de poner una sartén a fuego a medio. Cuanto más grande sea la sartén más fácil será darle la vuelta a las tortitas.

Engrasa la sartén con aceite o mantequilla. No le eches la botella entera pero no te cortes, se pegan fácilmente. Cuando la grasa empiece a humear echa un cazo de la masa que has preparado. 

No toques la tortita hasta que no veas como le salen burbujas por la parte de arriba. Una vez que esto ocurra les puedes dar la vuelta. Ponle que serán unos dos minutos por lado. Saca la tortita y repite este proceso con toda la masa. Aquí tienes tus tortitas de ‘principianter’. Ya puedes gozar como un perro y suscribirte aquí abajo. No te olvides de darle un buen ‘me gusta’. Un abrazo.

ARROZ PILAF PARA COMER SANO

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La mejor receta de arroz pilaf. Hoy vamos a aprender a hacer un plato para esos ‘principianters’ que quieren ponerse buenorros o para aquellos que son veganos.

  • Dificultad: ¿pretendes hacer 50 abdominales diarios y no puedes con esto?
  • Duración: 1 hora

Ingredientes

  • Arroz basmati
  • Tomillo
  • Zanahoria
  • Cebolla o cebolleta
  • Ajo
  • Canela
  • Puerro
  • Sal
  • Pimienta

El mejor arroz para comer sano y rico. El arroz pilaf es una receta que, en sí, podría ser un acompañamiento pero nosotros vamos a convertirlo en un plato para que te sientes a ver La Casa de Papel mientras cenas.

El origen de esta receta no se conoce del todo bien pero se consume en partes de todo el mundo: Irán, Turquía, Asia Central, India y el Caribe. Pero… Nosotros somos ‘principianters’ y le vamos a dar un par de vueltas porque, si te soy sincero, es prácticamente arroz blanco.

Preparación del arroz y del caldo

El arroz, del mismo modo que la harina de la pasta, contiene almidón; lo que va a hacer que nuestro arroz se quede pegajoso y se vuelva una masa cuando lo cocines. Sé como haces el arroz blanco, ‘principianter’. Seguro que ni se lo darías al perro.

Por este motivo, vas a tener que quitarte esa pereza que tienes encima y lavar el arroz. Simplemente, búscate un bol y llénalo de agua, mueve con las manos el arroz y tira el agua. Vas a ver que el agua se queda completamente blanca, es el almidón. Vas a tener que repetir este proceso hasta que el agua salga limpia.

Puedes utilizar cualquier tipo de arroz, aquí no matamos a nadie. Sin embargo, el mejor para este plato es el de grano largo. En concreto, el arroz basmati; tiene ciertos aromas aflorados que van a compensar las carencias de sabor que tiene esta receta.

Bien, ya deberías tener reservado, en el bol, el arroz limpio y sin agua. A partir de aquí, pon una olla a fuego medio. Vamos a preparar el caldo. La receta original es con agua pero me parece demasiado aburrido. Si tu pereza es máxima, compra el caldo o échale la típica pastilla de concentrado pero mereces la muerte, ‘principianter’.

La receta original se prepara con ghee, una especie de mantequilla indio-paquistaní. Como dudo que dispongas de ello, vamos a utilizar aceite de oliva. Si no eres vegano, o te da igual todo en esta vida, utiliza mantequilla. La cosa cambia, te lo aseguro.

Echa un poco de aceite en la olla y tira tres dientes de ajo aplastados, con piel y todo. Simplemente, dales un golpe con el puño para que se rompan. Esto se llama ajo ecrasse (para que lo apuntes un tu diccionario, ‘principianter’). Aquí te dejo el diccionario completo. Deja rehogar los ajos 3 minutos.

Una vez que hayan tomado un bonito color, echa media cebolla, medio puerro y media zanahoria cortados en trozos no muy pequeños. Corta las verduras como puedas, que con que sean de tamaño mediano te va a funcionar. Deja que se cocine todo junto durante 5 minutos, si esperas a que se cocine durante 10 mejor, pero ya voy conociendo tus prisas por tirarte a no hacer nada, ‘principianter’.

Una vez que todo haya tomado un bonito color, échale una cucharada sopera de sal y bien de pimienta recién molida; mucha pimienta siempre es poca, te lo voy a repetir hasta que te canses. Llena la olla con unos dos litros de agua y déjalo cocer durante no menos de 20 minutos. Si lo dejas 1 hora mejor pero sé que no lo vas a hacer.

Preparación del arroz pilaf

Ya tienes el caldo haciéndose. Perfecto. Pon otra olla a fuego fuerte y echa bien de aceite y otro ajo ecrasse. Cuando veas que el ajo a tomado color, echa las otras mitades de cebolla, zanahoria y puerro pero, esta vez, corta las verduras en cubitos pequeños. Este corte se llama brunoise. Lo que aprendes aquí no te lo enseña nadie, ‘principianter’. Además, añade un poco de tomillo.

Quiero que estas verduras las hagas a fuego muy fuerte para que queden bien doradas por fuera y crudas por dentro. Una vez que estén doradas, sácalas de la olla y resérvalas en un plato.

Baja el fuego al mínimo y echa un vaso de arroz por persona y una rama de canela. El vaso tiene que ser pequeño, no le eches el de los cubatas que vas a tener arroz para acabar con el hambre en el mundo. Y si no tienes una rama de canela, échale una cucharada pequeña de canela en polvo pero no es lo mismo. La idea es que el arroz se rehogue en el aceite con sabor a verduras durante 5 minutos.

Es el momento de echarle el caldo bien caliente. Esta receta se cocina con dos partes de agua por cada parte de arroz. Para los nuevos, que, por cada vaso de arroz que le hayas echado, échale dos de caldo. Saca la calculadora.

En el mediterráneo tratamos el arroz de una manera muy concreta. En casi todo el resto del mundo se cocina por periodos medianamente largos. El arroz coge más sabor pero el grano pierde sus cualidades naturales y, normalmente, se abre y se rompe. Así se cocinaría esta receta. No obstante, a parte de que es más rápido, te recomiendo que lo cocines de la manera más italo-española.

Pon el fuego al máximo para que el caldo eche a hervir y, después, pon el fuego medio alto. La idea es que se cocine por un periodo de entre 10 y 20 minutos. No te voy a decir un tiempo porque cada arroz absorbe líquido a una velocidad distinta y se ablanda más o menos rápido. Así que, como siempre, ve probándolo. Debería estar hecho cuando se quede sin líquido.

¿Te acuerdas de las verduras que habías reservado? Tienes que incorporárselas al arroz durante la cocción. Si te gustan menos hechas, échaselas casi al final de la cocción. Si te gustan más echas, échaselas al principio de la cocción. Mi recomendación es que se las eches a falta de 3 minutos para que el arroz este listo. Así, mantendrán todo su sabor y sus nutrientes; y, además, tendrán un crujiente de la leche.

Con esto ya tendrías el arroz hecho, mi ‘principianter’. Si lo dejas reposar 5 minutos en la olla mejor pero tu verás. El caso es que ya puedes volver a tu sofá con un buen bol de arroz y sentirte sano por un día. Un abrazo y no olvides suscribirte a esta revista para más recetas y darle un buen ‘me gusta’.

EL MEJOR MOJITO DE 2020

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La mejor receta de mojito para el verano 2020. Se acerca la época de playita y parece que nos van a dejar sin chiringuitos donde tomar un buen cóctel. Así que hoy vamos a aprender a hacer nuestros propios mojitos de ‘principianters’.

  • Dificultad: Homer hizo su propia cerveza, no pongas escusas
  • Duración: 5 minutos

Ingredientes

  • Ron
  • Azúcar
  • Hierbabuena
  • Lima
  • Gaseosa

Cómo hacer mojito en casa. Llega el calor y los ‘principianters’ sois gente con sed. Así que no pienso defraudaros. El ingrediente principal de este receta cubana es el ron pero, por favor, guarda el Yacaré para cuando te visite tu cuñado. El mojito de verdad se hace con  ron blanco.

El día que me patrocinen os diré cual es el mejor ron para esta receta, mientras tanto centraros en usar ron blanco. Esta receta lleva mucha azúcar y este tipo de alcohol es menos dulce que el ron añejo al que estamos acostumbrados, por lo que el balance será más adecuado. Si sois muy golosos podéis utilizar el ron añejo pero no lo recomiendo.

Preparación del mojito

Como ‘principianters’ que somos vamos a mantener la receta lo más sencilla posible. Si estas embarazada no te aconsejo tomar este mojito pero, si quieres intentar estarlo, este mojito sube unos calores muy agradables. Ya tu sabes.

Comenzaremos echando unas 10 hojas de hierbabuena en un vaso sidrero, el típico vaso grande en el que se sirven las copas. Como con las formas de la pasta, cada tipo de vaso tiene un porqué y sirve para una cóctel o combinado distinto. Dejadme en los comentarios si queréis que os cuente para que sirve cada vaso.

Con un mazo de mortero, o cualquier otro utensilio parecido, aplasta ligeramente la hierbabuena para que suelte todo su aroma. Te recomiendo arrancar directamente la hoja del tallo intentando no romperla. No pasa nada por aplastarla pero, si rompes la hoja, desprenderá cierto sabor amargo.

Echa dos cucharaditas de azúcar. Hay muchas discusiones sobre si usar azúcar moreno o azúcar blanco. Ya sabéis que los ‘principiantes’ nos dedicamos a cocinar y no a discutir. Así que si tienes azúcar moreno te aportará un sabor más natural y al beberlo encontrarás cierta textura. Si no lo tienes, ni se te ocurra comprarlo, tira del que usas para echarle al café de las resacas.

Echa el zumo de una lima entera. Corta la lima en cuatro partes para poder extraer todo el jugo pero, una vez que tengas que apretar demasiado para extraer el zumo, deja de apretar. El jugo que se encuentra en las partes más pegadas a la piel es demasiado amargo.

Una vez que tengas en el vaso la hierbabuena, el azúcar y la lima tendrás el cielo en tus manos. Para los ‘principianters’ más ‘alegres’, esta base queda bien con casi cualquier licor. Os prometo que habéis descubierto América.

Con una cuchara, mezcla bien estos tres ingredientes hasta que notes que el azúcar pierde parte de su consistencia; esto se debe al ácido de la lima.

Terminar el mojito

Hasta aquí, tus invitados ya pensarán que por fin sabes cómo hacer algo interesante en tu vida. Eso es lo que buscamos, mis queridos ‘principiantes’. Así que solo te queda terminar el mojito.

Echa hielo picado hasta llenar el vaso. “Pablo, ¿puedo usar hielo en cubos?” Si, pero no seas tan cutre; ya has ahorrado en el azúcar. Con una cuchara pequeña y alargada, o con cualquier otro utensilio que tengas por tu casa (que nada te pare, ‘principianter’), mezcla bien los hielos con la mezcla anterior. Te aconsejo introducir la cuchara por un lateral y mover en dirección a las agujas del reloj, vas a ver como los hielos se mueven casi solos.

Ahora viene el momento que estabas esperando. Echa el ron. No me atrevo a decirte una cantidad exacta porque nadie tiene un mismo gusto para las copas. No obstante, si quieres un sabor equilibrado te recomiendo echar solo un tercio del vaso.

Ya sabéis que me niego a decir nombres de marcas. El día que las diga es porque me estarán pagando por ello y espero que os alegréis por mí, mis ‘principianters’. Así que te diré que llenes el vaso con cualquier gaseosa. Sin embargo, la que mejor le queda es esa con sabor a limón. Ya sabes, la del siete arriba…

Echa otras diez hojas de hierbabuena y mezcla bien todo el combinado con una cucharilla, y lo tendrás listo para volverte loco. Recuerda que un buen mojito es el mejor preludio de casi todo lo que pueda pasar por la noche. Si quieres puedes decorarlo con un trozo de la piel de la lima y con un poco más de hierbabuena por encima. Un abrazo, ‘principianters’. Ya sabéis, dejad un ‘me gusta’ por ahí abajo y suscribíos para más recetas. ¡Pasad buena noche con esos mojitos!

LA MEJOR RECETA DE PASTA ITALIANA

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No hay nada mejor para enamorar a tu pareja que un buen plato de pasta italiana. Por eso, hoy vamos a cocinar la receta de pasta italiana por excelencia: la pasta carbonara. Preparad una botella de vino tinto ‘principianters’.

  • Dificultad: si puedes caminar a dos patas puedes hacerlo
  • Duración: 15 minutos

Ingredientes

  • Spaghetti o rigatoni
  • 2 huevos por persona
  • Guanciale, panceta, bacon o jamón serrano
  • Pimienta negra
  • Queso curado
  • Sal

La mejor receta de pasta italiana del mundo. Nosotros, los ‘principianters’, no somos ni unos tradicionales ni unos puretas y lo que nos importa es cocinar. Por este motivo, vamos a darle una vuelta a la receta tradicional de las mammas italianas.

El ingrediente principal de esta pasta es el guanziale, que básicamente es la papada del cerdo curada y adobada en especias. Sin embargo, a no ser que os vayáis a Roma, difícilmente vais a poder conseguirla. Así que lo vamos a sustituir por panceta, bacon o jamón serrano.

He probado a hacerlo con todos estos ingredientes y el resultado es muy similar (incluso con chorizo, os sorprenderíais de lo rico que queda) pero os recomiendo hacerlo con taquitos de jamón serrano; ya que la curación y el nivel de grasa hacen que el plato se asemeje bastante al original.

Preparación de la pasta

Para esta receta necesitamos ser rápidos, ya que en 15 minutos tenemos que tener todo preparado para servir. Ni la pasta puede esperar a la salsa ni la salsa puede esperar a la pasta. Hay un sitio reservado en el infierno para los que dejan la pasta en un colador dentro del fregadero.

Pon una olla grande a hervir con abundante agua. Pon en una sartén una cucharada de aceite y los tacos de jamón a fuego mínimo, este proceso se llama confitar (saca el cuaderno y apúntalo para tu diccionario). Aquí te dejo el diccionario completo. Si has decidido usar panceta o bacon, pon el fuego bien fuerte para que quede crujiente y suelte la grasa. Lo que queremos es tener una grasa en la sartén con el sabor de la proteína que has querido utilizar, luego os diré porqué.

Pon en un plato hondo el queso curado rallado. Los italianos utilizan una mezcla de Parmigiano Reggiano y Pecorino, pero estos quesos van a aumentar el precio de tu plato demasiado. Abstente de usar el parmesano que venden en los supermercados, es carísimo y no es parmesano aunque lo ponga en el envase. Te recomiendo usar un queso curado de oveja. Rállalo sobre el plato y resérvalo, cuenta unos 100 gramos por huevo. Parece mucho pero, mi querido ‘principianter’, como eches menos vas a comer sopa de huevo.

Ahora, separa las yemas de las claras. Te recomiendo cascar el huevo y echarlo encima de tu mano con los dedos cerrados y hacia arriba, échalo sobre la parte de los dedos, no en la palma. Cuando tengas el huevo en la mano abre ligeramente los dedos y verás como se cae sola la clara y te quedas con la yema en la mano. En esta receta solo usaremos la yema. Ni se te ocurra tirar las claras, otro día te contaré que puedes hacer con ellas.  

Cocción de la pasta

Para este momento ya habrá echado a hervir el agua. Echa una buena cucharada sopera de sal. Solo una, todas las carnes que te he mencionado ya llevan una barbaridad de sal. Una vez que retome el hervor, echa la pasta y mantenla cociendo durante el tiempo que te diga el paquete menos un minuto, necesitamos que este cruda. Te confieso que en mi vida he mirado el tiempo de un envase, ve probando la pasta con unas pinzas o un tenedor y sácala cuando aun este un poco cruda.

Inciso, las pastas no tienen formas distintas para que sean “super cute”. Cada pasta tiene una forma especial para poder utilizarlas en recetas concretas y sacar todo su potencial. Por este motivo, te recomiendo rigatoni o spaghetti y no otras. Poned un comentario si queréis que os enseñe para que sirve cada pasta, ‘principianters’.

Okey, para este momento ya tendrás la pasta cociendo y el jamón confitándose. A partir de ahora, deja el Instagram que tienes que ser rápido, solo tienes el tiempo que tarde en cocerse la pasta.

Bate las yemas y añádeselas al queso hasta que hagas una especie de masa naranja, no pasa nada si tiene grumos. Una vez que el queso y las yemas sean uno solo, échale medio vaso del agua de cocción de la pasta. No estoy loco, la pasta se hace con harina o sémola (harina menos refinada), por lo que suelta almidón de trigo en el agua de cocción. El almidón es un espesante natural y es lo que va a conseguir que tu salsa quede cremosa sin necesidad de natas y esas tonterías. Recordad, si lleva nata no es italiano. Así que deja de hacer la porquería esa de macarrones con nata y bacon; que te conozco, ‘principianter’.

Mezcla bien estos tres ingredientes añadiendo agua de cocción hasta que quede como una especie de crema medio naranja, tiene que parecer cheddar derretido.

Terminar la pasta

Recapitulemos. Ahora mismo tienes que tener una olla cociendo pasta, una sartén confitando jamón y un plato con la mezcla de queso, yemas y agua de cocción.

Prueba la pasta, tiene que estar prácticamente hecha pero aun tiene que quedarle un minuto. Es el momento de subir el fuego de la sartén al máximo. Echa pimienta en la sartén como si no hubiese un mañana y remuévela, recién molida siempre. En cuanto empieces a notar un olor profundo a pimienta, echa medio vaso de agua de cocción en la sartén.

Ahora, con unas pinzas, o cualquier otra cosa que tengas por tus cajones, saca la pasta de la olla y échala directamente en la sartén. No pasa nada si cae un poco de agua.

Apaga los dos fuegos y retira la sartén del calor. Echa la mezcla de yemas, queso y agua en la sartén y remuévelo bien. Te acuerdas que te había dicho que necesitábamos grasa. Bien. La grasa del jamón, el aceite y el propio queso van a hacer una reacción química en contacto con la proteína de las yemas y el almidón del agua de cocción generando una emulsión (saca el cuaderno y apunta, ‘principianter’). Por aquí el diccionario.

Básicamente, vas a conseguir una salsa cremosa que va a transportarte a la mismísima Roma. En el caso de que la salsa sea demasiado liquida, échale mas queso y un poco de aceite de oliva. En el caso contrario, simplemente añádele agua de cocción.

Para este momento, ya tendrás una sartén llena de pasta con una salsa increíblemente cremosa. Sírvele esto a tu pareja con una copa de vino tinto y prepárate, que hoy no duermes. Y sólo por haber conseguido que hoy mojes, suscríbete en la parte de abajo y deja un ‘me gusta’. Un abrazo, mi querido ‘principianter’.

POLLO AL HORNO

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¿Cómo cocinar un pollo asado? Esta receta de ave tiene muchas variantes pero nuestro objetivo es que los ‘principianters‘ aprendamos a sorprender a nuestros familiares y amigos con recetas fáciles que nos hagan quedar como verdaderos chefs.

  • Dificultad: Lo puede hacer tu cuñado el de “la mejor paella”
  • Duración: 3 horas

Ingredientes

  • Un pollo completo
  • Sal
  • Aceite de oliva o mantequilla
  • Ajo en polvo
  • Cebolla en polvo
  • Romero
  • Pimienta negra
  • Agua o vino blanco, un limón y una naranja

El mejor pollo asado del mundo. No os asustéis, tres horas parecen muchas pero vais a pasaros la mayor parte del tiempo sacando fotos al horno para el Instagram. Esta receta de pollo consta de tres partes: marinado, sazonado y asado.

Marinar el pollo

Esta parte no es imprescindible y puedes saltártela si te corre mucha prisa volver a tirarte en el sofá a ver Netflix. Sin embargo, si estás aquí es porque eres un ‘principianter’ que quiere aprender a cocinar marcando la diferencia. Recomiendo no saltarte este paso porque es lo que va a conseguir que comerse este pollo sea como morder mantequilla.

Para empezar, necesitas un recipiente en el que el producto que vayas a marinar quepa fácilmente. Este paso es tan sencillo como meter el pollo dentro del bol, olla, tupper o cualquier otro recipiente que ande por tu cocina. A partir de aquí solo tendrás que cubrirlo de agua con sal, la pieza tiene que estar totalmente sumergida. Este proceso no es un marinado propiamente dicho, se denomina salmuera o brine (saca un cuaderno y apunta, que vas a aprender muchos conceptos nuevos). Aquí te dejo el diccionario completo.

Tendrás que echarle un buen puñado de sal, no te quedes corto. Si quieres exactitud los expertos recomiendan salar el agua entre un 5% y un 10%. Es decir, por cada litro de agua le echarás entre 50 y 100 gramos de sal dependiendo de cómo de salada te guste la comida. Parece mucha pero tranquilo que es la proporción perfecta. Solo te queda dejar el pollo en la nevera entre 12 y 24 horas y olvidarte. Esto lo tendrás que hacer el día anterior a cocinar el pollo.

Sazonar el pollo

Es el momento de sacar el pollo de la nevera y lavarlo para quitar el exceso de sal. Recomiendo no lavar el pollo directamente debajo del grifo por temas de contaminación cruzada. Recordad que este animal transmite la salmonella. Puedes tirar todo el agua con sal del recipiente y volver a llenarlo de agua fría, vuelve a meter ahí el pollo. No lo dejes más de 15 minutos o la maldita osmosis hará que el alimento suelte toda la sal que ha cogido en la salmuera y te tire por tierra todas las horas que lo has tenido en la nevera.

Una vez hecho esto, pon el pollo en una bandeja y quítale el exceso de humedad con un papel de cocina. Ahora viene la magia. Hay muchas formas de sazonarlo pero como ‘principianters’ que somos lo vamos a mantener lo más fácil, pero sabroso, posible.

Para este paso necesitas grasa, puedes usar aceite o mantequilla. Recomiendo una mezcla de ambas y, si utilizas mantequilla, procura que sea sin sal para no salar en exceso la pieza. Recuerda que en la salmuera ya ha cogido toda la sal que necesitaba. Abstente de usar margarina, esa porquería mata gente. Baña a tu pollo en cualquiera de estas dos grasas con un sutil, pero sensual, masaje. Reserva un poco de la grasa para después, me lo agradecerás.

El aceite y la mantequilla, aparte de sabor y jugosidad, nos van a ayudar a que nuestras especias se adhieran perfectamente al alimento. Cómo hemos dicho, vamos a cogerlo con calma y lo vamos a hacer fácil. Empieza por espolvorear una buena cantidad de ajo y cebolla en polvo, ambas se venden en cualquier supermercado. Continúa con un buen toque de romero, no importa si es seco, y termina echándole pimienta negra como si no hubiese un mañana. Mucha pimienta siempre es poca, tatúatelo. Por favor, recién molida. Gracias.

Asar el pollo

Hasta aquí, solo habrás invertido 15 minutos de tu apasionante vida, el resto los habrás gastado contándole a tus amigos que ahora eres un cocinero experto y que la próxima barbacoa la haces tú. No te preocupes, esta receta está pensada para aquellas personas cuya piel genera un feo sarpullido con el trabajo. Algunos os llamarían vagos; yo no, mis queridos ‘principianters’.

A partir de este momento, tienes dos opciones: si no quieres invertir más tiempo, mete ya el pollo en el horno; si no es así, déjalo encima de la rejilla en el que lo vas a cocinar otros 15 minutos. Esto va a producir que las especias se humedezcan un poco con la grasa y se hagan una con el pollo; se nota la diferencia. Además, será el tiempo exacto para que precalientes tu horno.

Para asarlo, colócalo en una rejilla de horno para que pueda pasar aire y calor por debajo del pollo y mételo en el horno a media altura. Justo debajo de la rejilla coloca una bandeja de horno envuelta en papel aluminio, me lo agradecerás cuando no tengas que tirarte una hora fregando la bandeja. Echa un vaso de agua en la bandeja para mantener durante toda la cocción el pollo humectado (apunta en el diccionario, que vas a parecer Dabiz Muñoz). Te recomiendo usar medio vaso de vino blanco y el zumo de un limón y de una naranja en lugar del agua, aportará un sabor más exótico. Además, los ácidos del vino y de los cítricos contrarrestarán el sabor a grasa que tiene de por sí un pollo asado.

Solo te queda dejarlo en el horno a 180º durante un periodo de tiempo de entre una hora y media y dos horas, dependiendo del tamaño del pollo. Aquí viene la parte fundamental de la receta y el único momento en el que vas a tener que invertir algo de esfuerzo. Cada 20 minutos, abre el horno y rocía el pollo con el líquido que haya en la bandeja inferior. En el caso de que la bandeja se este quedando seca, añádele más líquido. Nunca puede secarse por completo. Este paso es lo que va a hacer que tu pollo sea extremadamente jugoso.

Después de este periodo de tiempo saca el pollo del horno. ¿Recuerdas la grasa que habías reservado antes? Vuelve a embadurnarlo con el aceite o la mantequilla y mételo de nuevo en el horno. Esta vez debes retirar la bandeja con el líquido, necesitamos que no haya ningún tipo de humedad en el horno. Ni se te ocurra tirar ese líquido. Si Dios existe, creó ese caldito para que se lo echases por encima al pollo cuando te lo vayas a comer.

Suba la temperatura del horno al máximo y siéntate en una silla delante de él. Este proceso puede durar menos de 5 minutos y si te pasas puede quemarse el pollo. Sácalo cuando veas que ha cogido un precioso tono dorado. Este paso hará que tu pollo este jugoso por dentro pero tenga una capita extracrujiente por fuera.

Ya te lo vas a poder comer pero espera. Déjalo reposar fuera del horno no menos de 15 minutos. Este paso es vital. Tranquilo, no se va a enfriar, todo lo contrario, va a aumentar temperatura. Los jugos del alimento están hirviendo y si lo trinchas sin reposar vas a convertir tu cocina en una piscina de jugos y el pollo se va a quedar como la suela de un zapato. No querrás que, para una vez que trabajas en tu vida, se te vaya todo a tomar por saco por no esperar un ratito. Durante este tiempo los juegos se van a reposar y van a repartirse por todo el pollo dejando una carne supertierna.

¿Has conseguido aguantar este ratito sin trincharlo? Espero que sí. Solo te queda disfrutarlo. Suscríbete a la página para estar al tanto de las mejores recetas y comparte este artículo en tus redes sociales para apoyar este proyecto. Un abrazo ‘principianter’.